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miércoles, 13 de abril de 2011

Cartas tristes de primavera II

Supongo que debería de contar esta historia desde el principio.

Amapola es una chica cualquiera, que vive en una ciudad cualquiera, de cualquier país de este planeta. Probablemente hablará el idioma de su país de origen, aunque en esta historia, mi historia, reside en París.

Amapola tiene una edad cualquiera, nunca se es demasiado joven ni demasiado vieja. Supongo que tendrá un trabajo, aunque aun no he decidido cuál. Tampoco sé exactamente cómo acabará esta historia, ni de qué va a tratar, simplemente sé que empezó hace 5 años, o 7, da igual, mientras sea un número impar, mayor que 1.

Comencemos, pues, con el principio.

"Era un día cualquiera, en el que el sol no sabía si salir o seguir escondido tras las nubes, nubes blancas, como el algodón.

Ese día, Amapola se levantó contenta, puesto que la tarde iba a ser muy divertida, era el cumpleaños de su mejor amiga. Y como cada año, una vez más, se le había olvidado comprarle un regalo.

Desayunó una taza de café, y salió corriendo. Podría haber cogido la bicicleta, como siempre hacía, pero decidió ir en metro...

1 comentario:

Caos dijo...

yo también prefiero los impares, el 3 es mi favorito ;D
No importan los regalos, seguro que el tiempo juntas cuenta mucho más.
un besote!