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jueves, 3 de marzo de 2011

Cartas tristes de primavera I

Ayer estaba en una tienda, y por un momento, creí que habías entrado. Fíjate si me puse nerviosa, que dejé caer todos los collares al suelo.

Últimamente te veo en todas partes, no sé qué está pasando. Se supone que la desintoxicación sirve para eliminar las toxinas, no para que reaparezcan, y para colmo, es culpa de mi subconsciente. No tenía suficiente con controlar mis pensamientos, que ahora también tengo que vigilar mi subconsciente. No me puedo fiar de nada, ni de nadie.

¿Qué tal todo?

Por si te interesa, aquí todo bien. Descubrí un grupo nuevo, Russian Red, me gustan demasiado. Y no puedo parar de escucharlos, ni de emocionarme con sus canciones. Quizás debería de salir más, pero me faltan ganas, no sé qué me está pasando.

Parece que la primavera ha llegado, aunque por aquí no se nota mucho, ya sabes, sólo sale el sol a veces, o en verano. El precio que hay que pagar por vivir en París, no usar gafas de sol y llevar siempre un abrigo encima.

Hubiese estado bien que me hubieras escrito, alguna vez, ya sabes, por eso de no quedar tan mal. Aunque, ahora que lo pienso, mejor que no hubiera sido por estrategia o compromiso.

Y no te preocupes, no le conté nada a nadie, aunque a veces pienso que me vendría bien alguien de confianza a quien contarle las cosas. Debería de ser más abierta, y esperar menos de la gente.


Mientras guardaba la carta, bajo una carpeta encima del escritorio, Amapola pensó: "¿Eres idiota?", y la partió en cien trocitos, que acabaron en el cubo de basura.

[¿Continuará?]

1 comentario:

Mònica dijo...

Jo que bonito!


Muaaaaaaaaaaaaaaacks